Nunca nadie te hace nada
Cuando vivimos una situación desagradable con otra persona, un conflicto, recibimos algo que creemos no merecer, la vía más rápida y fácil es culpar al otro por su comportamiento y así evadirnos de la responsabilidad de asumir que en algún momento de nuestra vida, consciente o inconscientemente, aceptamos o creímos que eso es lo que merecíamos recibir...
Ese comportamiento, no deja espacio para la reflexión interna que nos llevará a comprender que trabajar para cambiar esa creencia, es lo que va a permitir una evolución para no volver a repetir los mismos escenarios con personas diferentes.
Y es que si nos paramos un instante a reflexionar sobre ello, nos daremos cuenta de que nos tratamos a nosotros mismos, según elijamos relaciones personales de respeto, cariño y amor o todo lo contrario, manipulativas, de conveniencia...
Así que cuando no te guste lo que estás recibiendo quizás sea interesante plantearse:
¿Para qué me estoy tratando así?